El Perú es un gran productor de metales a nivel mundial. Desde la época pre-inca el trabajo relacionado a los metales ha destacado como una de las actividades más importantes. En la actualidad, metales como el oro, la plata, el zinc y el cobre figuran como algunos de los principales productos exportados por el Perú. Todo esto trae como conclusión que el Perú tiene un gran potencial para desarrollar una industria de orfebrería más sólida que la actual porque ya tiene lo principal que es la materia prima. Aún existe el trabajo artesanal, pero esta no es la manera más eficiente de aprovechar los recursos con lo que contamos. Por lo tanto, el objetivo sería darle valor agregado a esta materia prima y transformarla en diversos productos finales como accesorios, joyas, adornos, utensilios, entre otros, de la misma manera en que nuestros antepasados también lo hicieron, con la gran diferencia que ahora se cuenta con herramientas más poderosas como la tecnología. Esto va a permitir que se alcance una producción a gran escala, sin embargo falta la idea o propuesta de empresarios que la pongan en marcha para que no sólo sea materia prima lo que se exporte a otros países sino productos finales. Un ejemplo de esto es la labor de la empresaria Gabriela Bardales, quien basándose en estudios sobre las riquezas del Perú, creó una empresa de joyería. Esta empezó a puertas cerradas y con el paso de los años fueron creciendo y decidieron exportar sus productos. Los colores, tendencias, estilos y diseños estaban sujetos al país al que se dirigían. Además, empezaron a mezclar los metales con accesorios como hilos, paja, cachos de toro, algodón pima, entre otros materiales alternativos. En otros casos optaron por ofrecer plata sola o combinada con piedras por ejemplo el jade, turquesa, ojo de tigre y onix. Los accesorios que fabrica esta empresa son aretes, sortijas, collares, dijes, pulseras, entre otros. Las sortijas son las joyas que poseen diseños más diversos, las de mayor venta son los aretes y los de menor, los collares. Durante los años la empresa fue creciendo ya que la dueña tuvo la visión de adecuar sus productos a diversos mercados y actualmente cuenta con dos locales. De esta manera se puede ver que hasta ahora se continúa con el trabajo realizado por culturas antiguas como la moche y chimú, así como también en la época del virreinato y en el siglo XVIII . Sin embargo, todo evoluciona y va tomando formas diferentes. En este caso, no solo los aretes, las sortijas han cambiado de diseño, sino que además se siguen produciendo pero con un fin distinto. Ahora hay un afán de lucro que no existía antes y por lo tanto se tiene que adecuar a lo que el mercado necesita.
viernes, 4 de junio de 2010
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